La cerveza es cosa de mujeres
“Come pan y si quieres vivir, bebe cerveza como es costumbre en este país”
Se sabe que con este verso, los sumerios honoraban a Ninkasi, “la Señora que llena la boca” y también la diosa de la cerveza. Tablillas de arcilla de miles de años a.C., con odas a la cerveza en escritura cuneiforme, nos demuestran cuan importante era este brebaje para la cultura babilónica y sumérica. Y no es para menos, pues la cebada y su derivado, la cerveza (muy distinta a la que conocemos hoy en día), suponía una de las principales fuentes de nutrientes en tiempos en los que lo de pasar por el súper a llenar la cesta de la compra era ciencia-ficción. Es más, ¡hasta se pagaban jornales con ella!
Un día os contaremos la historia de la cerveza con detalle, pero hoy queremos poner el acento en lo siguiente: ¿sabíais que la cerveza se la debemos a las mujeres? Es verdad que la cerveza fue fruto de la casualidad, como muchos otros de los productos que forman parte de nuestra gastronomía, pero una vez se descubrió el proceso de fermentación del cereal y producción de la bebida, fueron las mujeres las que se convirtieron en expertas en la materia, un terreno prácticamente exclusivo a lo largo de generaciones.
Para los egipcios, la cerveza siguió siendo tan importante como el oro. Fijaos hasta qué punto, que los símbolos del jeroglífico utilizados para referirse a la comida eran una jarra de cerveza y una torta de pan. En esta época, la cerveza seguía siendo cosa de mujeres. A las mujeres egipcias les debemos el malteado de la cebada. Además, ellas se encargaban de elaborar esta bebida reconstituyente durante las expediciones militares.
En la época de los romanos, seguimos hablando de la cerveza en clave femenina. Según la mitología romana, Ceres era la diosa de la agricultura, las cosechas y la fecundidad. Tanto “cereales” como “cerveza” tienen su raíz en “Ceres”. En la Edad Media y ya centrándonos en las comunidades del norte de Europa, siguen siendo las mujeres las que llevan la batuta de la producción cervecera. En estos tiempos, la cultura de la cerveza también se expande, pues los escandinavos (a.k.a. vikingos) impulsaron el comercio europeo e intercontinental. En la Edad Media, la producción de cerveza también era habitual en los monasterios, ya que conservaban el saber y con eso, guardaban antiguas recetas de cerveza que ponían en práctica. Gracias a la gran Hildegarda de Bingen (abadesa, escritora, científica y compositora), tenemos las primeras referencias escritas respecto al uso del lúpulo.
La cerveza llegó a convertirse en una bebida real, vamos, ¡que nadie le quitara la cerveza del desayuno a la reina Isabel I de Inglaterra! No obstante, lo que realmente fue la cerveza durante siglos: el motor económico de muchas familias europeas, impulsado por la mujer. La llegada de la Revolución Industrial supuso que las mujeres pasaran a un segundo plano en la producción industrial de la cerveza.
Después de todo este paseo por la historia de la mujer y la cerveza, es el momento de alzar las jarras y brindar.
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